IX Congreso Internacional de la Lengua Española

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IX Congreso Internacional de la Lengua Española

CULTURA

Giannina Braschi: “La gente ha aprendido a no hablar, y sin palabras no hay ser humano”

Autora de obras poéticas como El imperio de los sueños o Estados Unidos de banana, esta puertorriqueña aficada en Nueva York aborda desde dentro dramas como el de los migrantes latinos en Norteamérica o la “inmensa falta de humanidad” en la sociedad posmoderna. La poeta participó en el IX Congreso Internacional de la Lengua Española en Cádiz.

MARTA SÁNCHEZ GENTO

03/ABR./23

EL PROGRESO: IX Congreso Internacional de la Lengua Española

Giannina Braschi confiesa sentirse cautivada por la luz de Cádiz, ciudad a la que llegó el pasado lunes para formar parte como ponente del IX Congreso de la Lengua, este año centrado en el mestizaje y la multiculturalidad. Poeta puertoriqueña afincada en Nueva York, es una de las mayores referentes de la corriente literaria del espanglish. 

Estudió en la Complutense y trabajó en Barcelona. ¿Cómo se siente al volver a España? 
Es maravilloso. Es la primera vez que estoy en Cádiz y me siento totalmente cautivada por su luz: una luz bella, liviana, como jamás he visto ninguna otra. Cádiz es el Caribe: el buen clima y la gente siempre riendo. Yo me di cuenta de que aquí no hay nadie de mal humor y pregunté: “Oye, ¿cómo es eso?”, y me dijeron: “Aquí nos cuesta no reír”. 

Poeta, mujer y caribeña: es bandera de lo minoritario en lugares como la Real Academia de la Lengua, donde siempre ha mandado lo mayoritario. ¿Qué impresiones le deja este congreso? 
Las ponencias me han parecido muy bien, todas muy interesantes, pero me gustaría que hubiera más presencia de la mujer, eso sí que es verdad. 

Sorprendía ver en la foto de inauguración a un par de mujeres entre una veintena de hombres. 
¿Verdad que sí? A mí me sorprende que en el siglo XXI todavía pasen cosas así. Lo veo y no lo puedo creer, es inaudito. En la Academia de Puerto Rico sucede igual, hay mucho machismo. Aquí, en el Congreso, faltan mujeres ponentes, hay muy pocas. También en lo institucional. En la comida de inauguración se gritó: “¡Viva el Rey!”. Y yo me pregunté: “¿Y la reina? ¿Qué pasa con ella?”. Tenemos mucho camino todavía por andar para que las mujeres sean consideradas igual que los hombres. 

Además de ser una fiel defensora del feminismo, en sus libros ha tratado mucho el tema de la inmigración. ¿Cómo se siente con los dramas migratorios que enfrenta América en la actualidad? 
Eso es algo terrible. El ser humano siempre estuvo en constante movimiento, buscando sobrevivir, mejorar sus condiciones de vida. Cuando un latinoamericano emigra a Estados Unidos piensa que esta buscando algo mejor en su propia tierra, en América, no en un lugar ajeno. Sin embargo, cuando llega a Nueva York se encuentra con que los ‘gringos’ le ven como algo diferente, porque ellos se sienten distintos a los latinos. 

¿Por qué? 
Es el miedo a lo desconocido. Los políticos también tienen miedo, por eso se empeñan en levantar muros en sus fronteras. Trump tenía miedo de que en Estados Unidos se acabara hablando más español que inglés, por ejemplo. 

¿Hay solución? 
Quiero creer que en algún momento va a haber un pasaporte único. La gente tiene que tomar conciencia de que los pronombres plurales son más importantes que los singulares, que juntos podemos más. 

A pesar de todo, se siente muy ligada a Estados Unidos, ¿no? 
Sí. Me siento muy ligada a Latinoamérica, pero también me siento muy ligada a Estados Unidos. Me ha gustado mucho escribir en inglés, pero no pienso y siento como ellos, sino como latina. Lo que yo expreso cuando escribo es el horror que siento ante la inmensa falta de humanidad que hay tantas veces en Nueva York. 

Como Lorca. 
¡Así mismo! Cada vez se me hace más difícil convivir con la falta de humanidad. Sucede también que la gente está muy silenciada: las personas han aprendido a no hablar, a ver el mundo desde sus aparatos electrónicos sin interactuar con nadie. Antes el taxista te hablaba, la frutera te hablaba… Ahora cada uno va inmerso en su mundo, con sus auriculares, y no quiere que nadie ajeno le saque de él. Eso me preocupa mucho. 

Porque, para sus libros, es fundamental escuchar lo que se dice. 
Totalmente. Y ya no escucho a nadie. Estamos cada vez más aislados, más censurados. Nos vamos a quedar sin palabras. Aquí, en España, la gente todavía habla, pero en Estados Unidos la gente piensa que hablar es perder el tiempo. Las personas no se dan cuenta de que hablando, dialogando, es como los pensamientos se adelantan, como los sentimientos afloran. Sin palabras no hay ser humano. 

¿Por qué en un momento se lanzó a escribir en inglés? 


Escribí en inglés pero como extranjera: empujé a las palabras con mi pensamiento latino, combatí lo que critico desde dentro, invadiendo al inglés con el español. Lo que tenía que decir, había que decírselo en la cara. (Risas).

Giannina Braschi, IX Congreso Internacional de la Lengua Española

IX Congreso Internacional de la Lengua Española