(Temas: Una escritura transgénero. El pensamiento filosófico puertorriqueño. La poesía puertorriqueña del siglo XX1.)

Una inaudita obra sinigual: Giannina Braschi
80 Grados: Prensa Sin Prisa
Este breve ensayo es una tentativa de elucidación de la obra Giannina Braschi. Se trata de una obra compleja, con muchos pliegues, facetas y posibilidades de lectura. No es una obra fácil dirigida al público general; tampoco es una obra difícil dirigida a unos pocos. La poesía no tiene público, tiene lectores, dijo alguna vez el poeta Francisco Brines. Esto es particularmente cierto en el caso de Braschi. Su escritura es rigurosa, alerta, libre, vivaz y despreocupada. Se trata de una escritura con una extraordinaria consistencia en medio de una heterogénea y polimorfa travesía que está lejos de cerrarse. Podríamos hablar de una escritura transgénero, que incorpora sin solución de continuidad el poema, la narrativa, el teatro, el musical y el ensayo filosófico. Hasta donde alcanza mi conocimiento, una escritura de este talante experimental no tiene precedentes en el continente americano.
Una escritura transgénero
Juan Ramón Jiménez ha dicho de su propia obra que se trata de un «monólogo interior, sucesivo sí, pero lúcido y coherente. Lo único que le falta es argumento. Es como un poema de poemas sin enlace lógico».[1] En el caso de Giannina, dicho monólogo interior está, y estalla, afuera, en la pura exterioridad de un lenguaje expuesto a la intemperie, experimentado desde de un infatigable desdoblamiento. Las frases se despliegan sin aparente enlace lógico, pero con una sorprendente eficacia ontológica por el que las palabras aparecen y desaparecen a tono con las palpitaciones insospechada de lo real.
Se trata de una obra paciente y cuidadosamente pensada, hilvanada a lo largo de cuatro décadas, con un amplio reconocimiento en Estados Unidos, Suecia, Francia y España, donde ha sido recientemente galardonada por el distinguido Premio Cambiemos de la revista Cambio 16.[2] A lo anterior hay que añadir la reciente publicación de un conjunto de penetrantes ensayos críticos titulada Poets, Philosophers, Lovers por la Universidad de Pittsburgh. On the Writtings of Giannina Braschi.[3]
Antes de exponer los aspectos que me parecen más dignos de destacarse de una labor literaria cuyos pasos vengo siguiendo desde los inicios de nuestra amistad en los años ’70, considero indispensable hacer algunas precisiones políticas de cara a la ignota nación caribeña que es Puerto Rico. Téngase en cuenta que la historia de la isla o el archipiélago puertorriqueño es más antigua que el imperio que la domina desde su invasión en 1898. Téngase en cuenta también que Puerto Rico es una extraña rareza para los gringos, al punto que a veces lo tratan como otro irredimible país latinoamericano; otras como si no fuera más que una posesión territorial, atendida cuando es el caso, por un exótico Comité de Recursos Naturales del Senado; y otras como si, simplemente, no existiera más allá de las veleidades turísticas o de la codicia del capital, en particular del voraz negocio de Bienes Raíces.
Pensamiento filosófico puertorriqueño
En fin, para concluir este arreglo de cuentas, no se puede perder de vista que los Estados Unidos persisten, con el conveniente beneplácito de la clase política que ha gobernado nuestro país desde hace más de un siglo, en acentuar su dependencia económica y subordinación política. No hay duda de que se trata, en principio, de un lucrativo negocio y de un exitoso experimento neocolonial que se instaura en 1952 bajo el eufemismo del Estado Libre Asociado.[4] Recordemos la definición que da Sigmund Freud de un eufemismo: un «consuelo verbal» que sirve para tapizar, se podría añadir, la intención de lo que se promulga. Y qué duda cabe que la cultura estadounidense es experta en esas promulgaciones tan afines a su hipocresía puritana.
Todo lo anterior se arraiga en la anomalía histórica de que Puerto Rico es el único país iberoamericano que no realizó su independencia y su configuración como nación-estado. De ahí la persistente sombra o, si se prefiere, sombría frustración que ha permeado hasta el día de hoy la cultura política puertorriqueña. Todo ocurre como si el lastre de una impotencia política impidiese la aglutinación de las mismas fuerzas vitales que han marcado su distintiva experiencia histórica como pueblo.
Ese es el trasfondo ineludible de la obra de Giannina Braschi, oriunda de San Juan y establecida en la ciudad de Nueva York desde la década de los ’80 del pasado siglo. Obra que se inicia con Asalto al tiempo (Barcelona, 1981) y la publicación de su tesis doctoral La poesía de Bécquer: el tiempo de los objetos y los espacios de la luz (México, 1982), se prolonga en El imperio de los sueños (1988/2011), se anuda en Yo-Yo Boing! (1998/2011) y se extiende hasta United States of Banana (2011). Escrita en inglés y traducida al español por Manuel Broncano, bajo la estricta supervisión de la autora es, este libro es desde su título, una implacable y mordaz sátira del imperium USA y del American Way of Life que ha terminado por seducir a buena parte de la población mundial. La apropiación del inglés que se pone en juego con la escritura de United States of Bannana (USB) obedece a un imperativo poético, a un clamor estético y a un lúdico, dramático y singular ejercicio de emancipación.
El impecable y a la vez desconcertante composición artística de la lengua inglesa en dicha obra va de la mano con un implacable cuestionamiento de los aspectos normativos de una cultura asentada en la expoliación capitalista y en una real y efectiva plutocracia, por más que se pregonen sus valores democráticos a diestra y a siniestra. USB esta precedida por estas palabras de Rubén Darío que sientan el tono medular de la obra: «Si Segismundo siente pesar, Hamlet se inquieta (If Segismundo grieves, Hamlet feels it)». Cito un oportuno pasaje:
«I’m going to take back the name of the nation and put it where it belongs. It’s the name of two continents not of one nation.
♫ I want to live in America!
And whenever they sing it in West Side Story ––
they sing it with impatience:
♫ I want to live in America! I can’t wait for it to happen ––
when it is going to happen –– when it is going to happen ––
that we live all in America!
And their knees are shaking –– and they’re bent over –– dancing with their knees shaking –– saying:
♫ I can’t wait for it to happen ––
when it is going to happen –– when it is going to happen ––
that we live all in America!
First, three things must happen for this to happen. Respect the Declaration of Independence of the Islands of Puerto Rico, number one. Open the door of the Republic to the philosophers, poets and lovers, number two. Three, eliminate la leyenda negra».
En ese libro se abren las compuertas para comprender en retrospectiva la obra de Braschi en su integridad. Hay en sus páginas un conjunto formidable y explosivo de personajes conceptuales, término acuñado por Gilles Deleuze que podríamos redefinir como la encarnación dramática de un determinado vector o fuerza del pensamiento en la experiencia artística y filosófica. «Como los comediantes llamados a escena se ponen una máscara para que no se vea el pudor en su rostro, así yo, a punto de subir a este teatro del mundo […] me adelanto enmascarado». Estas palabras son de Descartes, pero las pudo haber escrito Giannina, decidida a encabezar el listado de dicho personajes, seguidos por Zaratustra, Hamlet, Segismundo, Artaud, Parménides, Protágoras, la Estatua de la libertad, la Cucaracha, etc.
Si a partir de United States of Banana se retoma la lectura de El imperio de los sueños, escrita en inglés y traducida al español por Tess O’Dwyer, nos percatamos de que aparecen ahí una serie de textos concebidos sucesivamente, pero de manera independiente, incluyendo los poemas de Asalto al tiempo. Más que un prosa poética, son poemas desatados de la forma del verso, para resaltar la voces desnudas de los fonemas, como quien descubre por vez primera las riendas de un alfabeto desbordado por aquello mismo que se nombra: «Alguna letra llega y me visita. Sienta sus piernas en la sala. Transita sin hablar. De pronto estalla ya aparece otra figura. ¡Bienvenida! Huye rápido y veo dos, tres, cuatro, cinco, siete, quinientas palabras. De repente escucho la palabra río y corre el agua en los espacios acuáticos de otro río. […] La letra nace de la vida. Allí comenzó su límite. Debajo descubro el mundo».
Se sigue luego el desenvolvimiento de una escritura con la que se cultiva un tono cada vez más dramático o teatral, dando paso a la aparición de personajes nominales, inquietos, sin rostros, que incluyen a la propia autora, con el abarcador telón de fondo de la ciudad de Nueva York. Desde las mismas entrañas del monstruo, como le llamó Martí, escribió Julia de Burgos su último y conmovedor poema. Los versos pueden tomarse, siguiendo una lúcida apreciación del poeta y amigo José Luis Vega, como el adiós que da pie a la más que bienvenida obra de Giannina:
It has to be from here,
forgotten but unshaken,
amount comrades of silence
deep into Welfare Island
my farewell to the world.
La experiencia de los puertorriqueños en Nueva York
La experiencia de los puertorriqueños en Nueva York es precisamente el hilo conductor de Yo-Yo Boing!, título que amén de evocar el célebre personaje de la televisión puertorriqueña, también anuncia la mordaz parodia del Spanglish, donde el inglés y español, en movimiento pendular como el no menos célebre juego de yo-yo. Cuando digo parodia, tomo este término en el sentido etimológico de «cantar con arreglo a otra cosa», tal como lo define el diccionario de Joan Corominas. Recordemos que el término Spanglish, reconocido por la RAE, fue acuñado por don Salvador Tió. El arreglo a esa otra cosa que lleva a cabo la escritura de Yo-Yo Boing!, se hace, no ya en tono burlesco, sino como un sorprendente, tierno y profundo acercamiento al pulso vital de la comunidad hispana en Nueva York, que rebasa y transgrede los prejuicios y clisés al uso.

Pero lo más interesante de dicha obra consiste en el carácter y composición de un libro donde colapsa el «sueño americano» y la falacia del self-made man. El libro arranca con una primera parte titulada Close Up y se cierra con una tercera titulada Black Out, escritos ambos al calor de un castellano intenso y vibrante. Ambos sirven de abrigo, como se abre y se cierra un acordeón, a la parodia titulada Blow up. Se concluye con un Epílogo teatral que anuncia el porvenir de los Estados Unidos de Banana.
Por su fuerza evocativa, dichos títulos son reveladores de la propia práctica o proceso de escritura de la obra. Para quien sepa leer y detener la pupila, salta a la vista la íntima compañía de algunas de los grandes experimentos literarios del finales del XIX y comienzos del pasado siglo realizados por Emily Dickinson, Alfred Jarry, Franz Kafka, James Joyce, Samuel Beckett, T.S. Elliot, Ezra Pound, Gertrude Stein. Se diría que esos nombres son también voces que cantan al compás de un fino oído musical, y que acompañan la danza de un gran legado hispano: Rubén Darío, César Vallejo, Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca, Julia de Burgos y la tan admirada maestra de vida de Giannina, Nilita Vientós Gastón. Más que influencias, se trata de las moradas interiores con las que se labran los senderos de una muy particular experiencia literaria.
Giannina Braschi entiende muy bien el vivo horizonte de lo infinito que se anida en el más ínfimo detalle cotidiano. Y puesto que estamos habitados por el lenguaje, sólo desde el poder de la palabra es posible la recuperación primordial de la poesía y la conquista literaria de una genuina acción política. La poesía no es sólo el poema. La poesía es también la acción creadora por la que reluce la insólita conmoción de la inteligencia que es la belleza y abre paso al portento de lo real, a la vida misma, a su radical inocencia.
Francisco José Ramos: Autor de la obra filosófica en tres volúmenes titulada Estética del pensamiento (1998-2008), la cual continua con el libro La significación del lenguaje poético (2012). También es autor de una obra poética que se inicia con el poemario Cronografías (1982) y desemboca en el libro Erothema (2017). Escribe sobre el pensamiento filosófico puertorriqueño. Es doctor en Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid, ha sido Catedrático de Humanidades y Filosofía en la Universidad de Puerto Rico y miembro fundador de la Sociedad Puertorriqueña de Filosofía, así como profesor invitado, conferenciante e investigador en América, Europa y Asia. Es miembro numerario de la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española y correspondiente de la Real Academia Española.
Notas
[1] Espacio y Tiempo. Edición crítica a cargo de Joaquín. Llansón Martín-Moreno y Rocío Bejarano Álvarez. Orense: Ediciones Linteo, 2012, pág. 220. Pensamiento filosófico puertorriqueño.
[2] Véase al respecto el artículo de Tess O’Dwyer, https://gianninabraschi.wordpress.com y la entrevista de reseña de Carmen Dolores Hernández, https://www.cambio16.com/las-transformaciones-de-giannina-braschi-poesta-prosista; https://www.pressreader.com/puerto-rico/el-nuevo-dia. Pensamiento filosófico puertorriqueño.
[3] University of Pittsburgh Press, 2021, editado por Frederick Luis Aldama y Tess O’Dwyer. Sobre la literatura puertorriqueña y el pensamiento filosófico puertorriqueño.
[4] Véase al respecto el ensayo «Del Fanguito al Estado Libre Asociado y sus secuelas» en https://www.80grados.net/de-el-fanguito-al-estado-libre-asociado-y-sus-secuelas/ Pensamiento filosófico puertorriqueño.